lunes, 26 de agosto de 2013

Cuento infantil venezolano. La maestra Juana.


La Maestra Juana.

Fue hace catorce años, tenía ocho años de edad y cursaba cuarto grado en la Escuela Bolivariana Doctor Ernts del municipio Carache del estado Trujillo. Mis compañeros y yo amábamos a nuestra maestra Juana. Yo era una de sus alumnas predilectas. Con ella aprendí a leer, a reír, a escribir, a sumar, a restar y sobre todo a vivir la vida bella.

La maestra Juana era la más tierna, sencilla y cariñosa que tenía la escuela. No había otra igual. Era nuestra segunda mamá. Mi amada maestra Juana siempre sonreía, era respetada y querida por todos. Y a lo único a que se dedicaba era a querernos y cuidarnos a todos con su corazón gigante, lleno de sentimientos hermosos.

Sin embargo, una trágica tarde del mes de mayo, cambió  su sonrisa y la tornó débil. Un lamentable accidente automovilístico le afectó sus piernas. No volvió a caminar, no regresó a la escuela.

El salón de clase se volvió frío y no era el mismo. Todos nos sentíamos tristes por el vacío que nos dejó la maestra Juana. No queríamos ir a la escuela. Sufrimos tanto.

Al fin, tuvimos que adaptarnos a otra maestra, aunque no era igual para nosotros.

Hoy, la seguimos visitando, vamos todos los domingos a su casa. Ella nos recibe con mucho amor. Nuestra visita la hace muy feliz. Hacemos que se sienta viva. Le demostramos que somos fruto de sus enseñanzas inolvidables.

Hoy la maestra Juana nos demuestra el mismo afecto y dedicación de hace catorce años, cuando yo tenía ocho años.

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