lunes, 26 de agosto de 2013

Cuento infantil venezolano. El árbol de los deseos. Zorena Palma.

El árbol de los deseos de mi  escuela.


Llegó diciembre a la escuela, el mes más bonito del año. La maestra pidió a los alumnos que hicieran un dibujo de navidad para colocarlo en el árbol del salón de clase. La niña Paola notó que al arbolito de su salón le faltaban los regalos. En ese momento sonó el timbre y todos salieron al recreo.

Detrás de la cantina de la escuela había un árbol frondoso. Paola se dirigió hacia el árbol. Un ambientalista de la escuela (trabajador de la limpieza), observó la actitud de Paola y se fue acercando cuidadosamente para ver por qué la niña se había alejado de sus compañeros.

Al acercarse el ambientalista de la escuela, oyó que la niña Paola con los ojos cerrados le hablaba al árbol y le decía:

¡Querido Dios! Quiero pedirte un deseo, que llenes de regalos el arbolito de navidad de mi salón porque está vacío sin regalos y todos estamos tristes. 

En ese momento el ambientalista al observar la tristeza de Paola respondió con una voz oscura pero suave:

¡Oh niña hermosa he escuchado tu deseo! No sigas triste, pues tú y tus compañeros tendrán muchos regalos en el árbol de navidad de tu salón.

Paola abrió los ojos abrazó al árbol de los deseos de Dios y se fue muy alegre a su salón. Pasaron las horas, terminó las clase y se fue a su casa con la esperanza de que al llegar a clase al  otro día encontraría regalos en el árbol de su salón.

Pero al llegar el día siguiente el árbol de navidad del salón  estaba sin regalos. Paola se puso triste porque no encontró regalos. Al salir al recreo se dirigió al árbol de los deseos de Dios y cerró de nuevo sus ojos  y le  dijo:

¡Querido Dios! Yo sé que  he peleado con mis compañeros de clase pero te prometo que no lo haré más; sé que tú debes estar bravo pero desde hoy compartiré mis útiles con ellos. 

Paola no escuchó que la voz de Dios le respondiera. Extrañada y molesta, se fue triste... 

Pero Paola lo que no sabía era que  el ambientalista de la escuela estaba comprando los regalos y por ello no se percató que la niña había ido otra vez hablar con el árbol de los deseos.

Al terminar la clase Paola, pasó cerca del árbol de los deseos de Dios y le sacó toda la lengua se fue a su casa.

Ese mismo día, el ambientalista de la escuela le comentó lo sucedido a la maestra y le pidió permiso para colocar los regalos en el arbolito de navidad del salón de Paola.

Al otro día, Paola llega a su salón y vio que el arbolito de navidad estaba lleno de regalos. Paola salió corriendo hacia el árbol de los deseos de Dios. El ambientalista de la escuela se percató de que Paola se dirigía hacia el árbol y se acercó con cuidado y vio que Paola con lágrimas en sus ojos le decía:

¡Dios querido  y hermoso ! yo he peleado mucho con mis amigos y no le hago caso a mi maestra. He pateado el balde de agua de los ambientalistas de la escuela, le he sacado la lengua al portero, pero te prometo que desde hoy seré una niña buena.

El ambientalista de la escuela, cuidadosamente, sin que Paola lo viera, le dice con voz grave;

¡Oh niña hermosa! cierra tus ojos y Paola los cerró después le dijo:

Tú eres una niña muy bonita e inteligente, sé que a partir de hoy te portarás bien, tanto en la escuela como en tu casa y te digo; todos en la escuela te quieren mucho. Luego, ella con voz pícara, le dice: no le voy a pegar a mis amiguitos, ni a ti árbol lindo y lo abrazó con toda su fuerza. 

Paola abre los ojos y dice:

Dios, te prometo que le voy a decir a mi maestra y a mi familia que sembremos muchos árboles para que las  próximas navidades todos los arbolitos se llenen de regalos y así todos los niños estarán alegres. 

 Paola abrazó de nuevo al árbol de los deseos y se fue corriendo al salón de clase donde la maestra la esperaba para darle un abrazo y entregarle su regalo.

El ambientalista de la escuela, emocionado,  se fue a su puesto de trabajo.

Zorena Palma.
UNIOJEDA. Valera, Venezuela.

Este cuento fue presentado en clase por la estudiante Palma y afirmó ser de su autoría.

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