Leer y Escribir Bien
Nacido hace diez siglos y consolidado como lengua hace dos centurias, el español es hablado por 400 millones de personas en 23 países ubicados en cinco continentes y registra más de 88.400 palabras, en el Diccionario de
Las palabras que no se usan se pierden definitivamente y dejan de nombrar las cosas. Esa merma del vocabulario equivale, según la curiosa metáfora del escritor valenciano Juan José Millás, a perder los dientes, con las consecuencias que son.
predecibles para el pensamiento y el estómago.
Millás advierte sobre el peligro que representa que hoy existan miles de personas que se las arreglan con un vocabulario de 70 u 80 palabras. Y agrega: "Esto produce la impresión de estar frente a un proceso de encogimiento. Un día las oraciones empezarán a salirnos sin complemento directo".
Siempre desde el terreno de las metáforas, el intelectual español afirma: "La reducción del lenguaje estrecha el campo de la visión y el pensamiento, porque la lengua es un órgano de la visión. Cuando voy al campo solo, dada mi ignorancia, sólo veo árboles. Pero si voy con un experto, además veo acacias, pinos, álamos y robles".
Coincide Millás con Giardinelli, para quien "la lengua que habla una sociedad es fiel representación de su modo y calidad de vida. Leer bien y escribir correctamente constituyen el único camino para recuperar la capacidad de pensamiento y de sensibilidad de una sociedad".
Al señalar que "una sociedad que habla mal o que escribe mal no puede pensar bien aunque tenga los ojos azules y mida 1,80", Millás asegura: "Cada palabra que se cae del vocabulario es como una pieza dental que se pierde. Con esos dientes que llamamos «palabras» masticamos la realidad para digerirla y comprenderla"
Dice Giardinelli: "Es urgente que todos seamos conscientes de que hablar mal tiene consecuencias indeseables concretas. Hablar bien, con propiedad y corrección es el camino más seguro para pensar mejor. Y pensar mejor asegura el obrar mejor. Se habla, se piensa y se escribe mejor cuanto más se lee".
La escritora Angélica Gorodischer precisa: "La lengua es la que construye la realidad y edifica el mundo. Nos habilita para su comprensión, que es la comprensión del otro, hable o no ese otro nuestra propia lengua".
De ello es posible inferir que un defectuoso uso de la lengua provoca una distorsionada comprensión del otro y del mundo. En opinión de la narradora, hablar y escribir "implica un doble trabajo de identificación y de colectivización".
Al referirse a la irrenunciable búsqueda del correcto hablar, el presidente de Radio Caracol, de Miami, William Restrepo, que disertó en el III CILE, se pregunta si se debe escribir como se habla o se debe hablar como se escribe. Y responde: "El conocimiento es la base de una buena comunicación y permite el uso de los vocablos apropiados. Esto se traduce en un buen libro o un buen soneto o un buen guión".
El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal dejó en el congreso su convicción de que "la principal identidad cultural es la del lenguaje. Cuando se pierde una lengua es una visión del mundo la que se pierde".
Desde la lengua literaria, el peruano Alfredo Bryce Echenique contradice a Gordodischer y afirma: "Las palabras no bastan para explicar el mundo. La lengua se inventó para comunicarse, pero nunca cumple del todo su misión".
Según la opinión del fundador y presidente del sello Siglo XXI Editores, Jaime Labastida, "la escritura y la lectura permiten la reflexión. Leer y releer, escribir y pensar elevan el diálogo racional con los otros y amplia el espacio de la inteligencia".
A modo de corolario, es oportuno rescatar las palabras del escritor y juez Héctor Tizón en la inauguración del congreso: "La palabra es una elección entre la vida y la muerte y sirve para salvar las cosas del caos".
Fuente:
III Congreso Internacional de
lingüística y globalización17 al 20 noviembre de 2004.
http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/rosario/programa.htm
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