domingo, 27 de febrero de 2011

Vicenta y los Espantos. Ricardo González. Betijoqueño edo Trujillo. Venezuela

Vicenta y los Espantos. **
Ricardo González. *

Capítulo I.
Sólo unas cuantas gotas de sangre.

Por las venas del andino corren gotas de café y solo unas cuantas gotas de sangre. El café es la mejor arma que tiene el campesino para enfrenta el sueño, la melancolía y la pereza que ofrece el frío parameño. Es, sin duda, la bebida que mantiene activa a Los Andes.
Eso decía abuelita Vicenta, con sobrada propiedad, mientras colaba café aquella tarde de lluvia en Betijoque. Acababa de llegar unos días antes para acompañar a mamá en una enfermedad que, para mi corta edad, era todo un misterio (si no un fastidio) pues el único deseo de los niños es tener a su madre en dedicación exclusiva, las veinticuatro horas del día, bien sea para jugar o simplemente para acariciarles el cabello mientras se aproxima el sueño.
Es Betijoque un pueblo naranja aunque algunas tardes se pone insoportablemente amarillo. El Lago de Maracaibo impone su clima, pero aquel día la Cordillera Andina dio la pelea, marcando territorio con su amenazador gris. Advirtiendo el triunfo del poder femenino, la maestra decidió enviarnos más temprano a casa. Corrí tan pronto pude pero la pícara lluvia me alcanzó en la Plaza Bolívar. Aceleré cuesta abajo por la avenida principal, y al llegar a la esquina que doblaba hacia la casa me detuve… lentamente asomé la cabeza… y al percatarme de que allí todo estaba bien… ¡Corrí directo hacia la puerta!
Sólo la abuela conocía el miedo profundo que me acompañaba al salir de clases, la abuela era entonces mi único escape, pero tan pronto sonaba la campana sentía que me expulsaban de una patada de la tierra de Nunca Jamás. Entonces las blanquinegras calles de Betijoque me recordaban que mamá estaba enferma en casa, y siempre en esa esquina, donde no se toma café sino té con leche, me aseguraba que había unas cortinas moradas anunciándome que ya había muerto. (Algunas veces solemos creer que los niños no se percatan de esos detalles, pero la verdad es que estos saben muy bien lo que sucede algunas veces cuando las personas están muy, muy enfermas.


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*Profesor de la Escuela de Medios Audiovisuales de la Universidad de Los Andes y coordinador de producción de nuestra televisora, ULA TV.
**Cuento novelado, ganador del Premio Mayor de Las Artes y Las Letras de Venezuela y seleccionado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía en su Convocatoria de Desarrollo de Guiones.

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